Separación

por exigir lo que no me correspondía,

te perdí sin tenerte, sin que fueras mío.

Te fuiste por otro camino, lejos, lejos…

Quedaste aún más distante que tu ausencia,

todo se quebró entre los dos en un instante;

tus últimas palabras quedaron clavadas

como puñal de hierro, como filosa espada

desgarrándome cruelmente, sin piedad.

Porqué fue ese final, nunca lo sabré,

el secreto tú lo guardas, pero ya no hablarás.

Y nunca volviste para saber cómo estaba,

no quisiste verme, ni te importó herirme,

al dejarme, cayó de tu cara el antifaz,

me ignoraste y punto, no te importé en lo absoluto.

Todo fue como un sueño que el tiempo borra;

entre las trágicas horas de rutina y desconsuelo,

quisiera despertarme otra vez, hallarte aquí,

están el silencio y la soledad que nunca se va de mí.

Una eternidad nos separa, no volverás jamás;

verdad tan dolorosa que me desangra.

Te perdí, te perdí, te perdí, ¿por qué me lo repito?

Quizá no valga la pena recordarte, no soy como tú.

Han pasado años, me voy poniendo vieja,

en las arrugas se me va dibujando la tristeza,

viendo como el amor pasó, cómo se va la vida,

en algún lugar estarás tú, más joven que yo,

Sin saber cómo y cuánto se sufre por amor,

siempre te sonreirá la suerte, no sabes de fracasos;

quizá lo sepas algún día cuando te pasen los años,

podrás entender cómo duele un adiós.

Ahora vive tranquilo, disfruta de esa felicidad,

seguro que te la mereces, yo te bendigo igual.

Desde este cuarto oscuro, desde este corazón marchito

pensaré en las horas que te tuve para mí.

Es lo único que me queda, recordar y recordar

porque de lágrimas ya tengo seca el alma,

una canción, un libro serán mi grata compañía

y un café amargo para tragar mi derrota.