Poema n.° 17 y 17-A ¿Cómo consolar a mi hija?

POEMA n.º 17  

¿CÓMO CONSOLAR A MI HIJA?

 ¡Qué impotencia, quisiera gritar!

Hoy he visto a mi hija desconsoladamente llorar.

¡Qué impotencia, la quisiera ayudar!

Mas no encuentro la forma de poderla consolar.

Su dolor es tan grande, al igual que su desesperación

por no poder aceptar de su mejor amiga la traición.

Ofrendaría mi existencia absolutamente por ella,

para hacerla comprender que a pesar de todo la vida es bella.

Por las malas amigas, le digo, jamás se debe sufrir

pero el cariño no se puede dejar de sentir,

los recuerdos son muchos de los momentos compartidos

que de un día para otro no se puede olvidar lo vivido.

¡Oh, mi niña hermosa,

tan espiritual como bondadosa!

Su castigo tendrá tu amiga piojosa

por traidora, embustera, arribista y odiosa.

Aquella mala amiga era un patito feo

que luego de una cirugía, un cisne se creyó

su apariencia exterior mejoró

mas su negro corazón empeoró.

La vanidad de la traidora dio paso a su crueldad

y decidió acabar con mi hija su amistad.

¿Cómo hacerle comprender a Mariángel con dulzura

que lo que no sirve se arroja a la basura?

Cuánto lamento mi incapacidad

de no poderle a mi hija evitar su sufrimiento y soledad;

muy tierna le tocó la frialdad saborear,

y el dolor que una traición puede generar.

Perdóname hija mía por no poder llegar atinada a tu corazón,

te amo tanto que mi razón se nubla por la pasión.

Yo no deseo con mis palabras torturarte

sino más bien con mi cariño y mi ternura consolarte.

Olvida ya a esa mala amiga

quien nunca mereció tu amistad, ni merece tu sufrimiento,

tú vas a encontrar muy pronto otra amiga a quien amar

pero ella jamás con una amiga como tú podrá contar.

Te robó  por mucho tiempo el sueño,

miles de horas invertiste en tu empeño,

acompañándola, escuchándola, bien aconsejándola

pero la cabeza hueca cree que la vida es solo ensueño.

A la realidad deseo transportarte

para poder ubicarte sin tener que desesperarte.

Pido a Dios sabiduría e iluminación

para hacerte comprender que yo tengo la razón.

Mater amada, Madre de Dios y Madre nuestra,

a María de los Ángeles bendice y consuela;

no permitas que sufra, que nada le duela,

cúbrela con tu manto y llénala con el Espíritu Santo.

 p.  AB. BRIGETTE FARFÁN BENITES

Postgrado en Diplomacia y Ciencias Internacionales

Todos los derechos reservados a su autora

www.rincondepoesia.com

Guayaquil, El Ecuador, Sudamérica

Julio 8, 2011