A mi hijo

~~He intentado sonreír cuando tú llorabas, látigo de fuego que nublaba mi alma y escurría por mis mejillas, el llanto, que no frenaba.  He intentado correr cuando tu volabas, pero el suelo, barrizal, resbalaba. He intentado nadar cuando tú navegabas, pero las olas me llevaban a la orilla, donde tú no estabas. He intentado escucharte cuando no hablabas, pendiente de los latidos de tu espíritu, que con ímpetu suspiraba. He intentado llamarte cuando no estabas, rogándole al cielo por tus miradas. He intentado no tener miedo cuando la noche se acababa, porque el vacio que siento es el vacio de la nada. He intentado ser feliz sin pensar en ti, pero el castigo al que me obligo es superior a mí. He intentado ver tus sombras, estelas de la luz tras el camino, errante peregrino. He intentado que no te alejes, que no te escapes de mi lado, darle alas a un ser amado es un bien muy preciado. No te pido que me dejes acunarte, pero ven a mí que sabré consolarte. No te pido paciencia por mis actos, la compasión no exige pactos. No te pido siquiera un poco de recuerdo, lo que a mí me hizo loco a ti te volvió cuerdo. No te pido un sinfín de destrezas, pero si puedes, alcanza las estrellas. Yo que te tuve en mis brazos, ahora te vas de ellos, sigue andando el camino, pisando fuerte, que esa será la fuente de tu destino. No mires nunca hacia atrás, sólo para ver lo aprendido y si ves a alguien tendido ofrécele tu mano, tu mano de amigo. No te dejo nada, solo lo que fui, pequeños recuerdos de una vida ruda que fue menos dura gracias a ti y esta pequeña carta para que algunas veces te acuerdes de mí. Pero recuerda Alejandro, según vas avanzando el camino se va estrechando, saca entonces tu espada y a modo de bastón, dale la espalda al mundo y tu mano a Dios.