Amor en una noche de verano

Amor en una noche de Verano
tan cálido, tan íntimo, tan puro
pletórico de fuego y de suspiros
como una hoguera en pleno desatada
que avanza, retrocede, tiembla y juega
y se repite: un eco polifónico
de luz en plenilunio sin rodeos
es unas veces flor desde el principio
vertiendo aromas y galanterías,
presencia sincopada en el follaje
que al péndulo se cuelga en sus extremos,
brillante sinfonía de sonidos
oscura claridad sin distinciones
lo mismo que el fragor de una vorágine
precipitada de olas en el centro
del arrecife que se asoma apenas.
Verde de tul abriéndose camino
como luciérnaga sobre la noche,
vuelo de pájaro, torrente y viento
que en torbellino petrifica el canto
y las desdichas que a asomar se atreven
entre los lirios donde se devoran.
Exhalación de misterioso efluvio
como un presagio de futura vida.
Una ilusión apenas perceptible
como aluvión de sombras pertinaces
y una mirada de inminente dicha
abierta al mundo con la faz del cielo,
blanco rumor de estrellas galopando
fugadas en silente desbandada
arenas, piedras, ágatas, diamantes
tan imprecisos como nubes nimbus
y tan constantes como cataratas
que en ágil salto se desbocan, caen
entre la espuma de anchurosa costa.
Navego por tu mar, te saboreo,
recorro de tu piel la Geografía;
a tientas voy y a veces me detengo
sediento en los oasis de tus dunas
o beso los pilares majestuosos
que dividen en dos tu cuerpo fijo
como un desfiladero esperanzado
entre las hiedras de tu bosque diáfano.
Me abrazo a ti, me tumbas, te derribo,
con ansiedad tu vientre se escabulle,
vértigo de placeres, arrebato,
erotismo sin fin en nuestra noche.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC