El Amor y la Fe

Dicen que el amor y la fe tienen dedos de cristalería

Mi amor está lleno de palabras y de silencios,

De imágenes y de símbolos, notas claves, alteraciones.

Abrevo en tu fuente y desfallezco en una serie de decasílabos maduros.

Me bebo a mí mismo y  me elevo como la niebla, para disolverme en brisa.

Corriendo, desde mi puerta, van mis pensamientos detrás de ti,

Para romper las ventanas de tu espera y aposentarme de tus santuarios.

Pero mi fe, mi fe es otra cosa.

Mi fe se basa en la humanidad, soy un agnóstico irredento.

Mi fe esta puesta en los que me quieren.

Mi fe está en lo que puedo y no puedo hacer.

Me ayuda a sortear los temporales críticos.

Hace aflorar mi poder oculto, mi bestia, mi santo interior.

Siempre buscando la verdad transformadora.

Es cierto que a veces me derrumbo,

Con un drama de proporciones quiméricas,

Germino y me desarrollo en la extrema dolorosa complejidad

De mi propia esencia

Mi mecanismo geológico es perfectamente natural,

Mi placa tectónica solo la mueve

El amor, el cariño, la amistad.

Para aliviar mis sabores y sinsabores

Me convierto en un auténtico eremita del mar,

Buscando la paz interior y el recogimiento

En la inmensidad de los océanos,de las playas

Y ahora… contemplando una flor bañada por la luna.

En todas las épocas busqué el pretexto

Que me hiciera coincidir

 Un encuentro que no he podido lograr.

Prolegómenos celestes desgajan sus caminos que mis manos ven y oyen,

Tratando de ubicarte en el espacio… en el tiempo.

Estoy cierto que ese tu puerto

Está remoto, inalcanzable,

Que las fuerzas me fallan a medida que me acerco,

Que soy un eco que se pierde en la distancia,

Imagen irreconocible en los espejos…

Soy tiempo que ya pasó, soy vertiente

De esa laguna donde tu amor no llega,

Ilumina el sol tus pasos

Mientras el viento hace llegar tu aroma hacia el Cenit de mi alma.

Agradezco por ese momento donde me rodean las horas

 El destiempo en que llega a mi alma,

El espacio donde encontrar la caricia perdida,

Y ese desdén de olvido

En el delirio de ese amor que lleva

Sabor de agua cristalina de cántaro acibarado

Hojuelas de miel que irrumpen

En el huerto mío.