Introspección.

Yo, que a veces supe inmiscuirme
en los lapsos acuciantes del honor a quemarropa,
juntando los pedazos sin herirme
caminando humedad, en las calles de tu boca.
Yo, que presagié la debacle introspectiva
de los burdos alcahuetes del patrón de la vereda,
amagando fusilar el alma con derivas
mirando a hurtadillas, quien se va y quien se queda.
Yo, que me sacié de tanto encanto
de cada bruma de las noches en billares,
de las trampas vestidas con el manto
del orgullo mancillado por juglares.
Yo, que desvestí las faldas inquietas
de alguna mujer pasada por mis copas,
acariciando engaños de tanta jugarreta
donde el sol en coma jugaba con mi ropa.
Yo, que te encontré en la jungla de cemento milenaria
en aquella noche de calor a cuentagotas,
escribiendo versos de amor en tu espalda
caminando humedad en las calles de tu boca.