La advertencia de una rosa

Extiendo la mano para tocar de una rosa sus petalos,es tan perfecta que sonrio, debo hacerlo aunque estoy mintiendo. La rosa no es real, creo que nunca lo fue, y alejo de mi vida el amor de mis dedicados  amigos. Pero cada vez que la toco mi corazón late fuertemente esperando que esta vez por fin la rosa sea real.  Cada vez que toco el grueso de alguna tela, los petalos desaparecen poco a poco como los años, como gotas de roció en un cristal, que nunca vio agua y que jamás estuvo cerca de ella. La rosa del amor núnca se marchita, núnca muere pero si puede mentir. Hasta ese momento se suspende en el tiempo y cuando los petalos se convierten en un mito de seda, hasta entonces esta vida sera la que me queda, llegar, alcanzar, tocar, amargo anhelo.

Estas flores que florecen como una bella advertencia.

@Derechos reservados de Iris A. Molina(Montanez)@