Nuevo amanecer

La brisa que en los pétalos se posa
magnifica la luz, la multiplica
y en los troncos añosos de los pinos
asemeja las lágrimas varadas
en las tiernas mejillas de los niños.
Un sol, candor pletórico y brillante
un vivo sol rebelde y reclutado
abre sus brazos lánguidos de rayos
como designios rejuvenecidos
que advierten sus oráculos al valle
y alcanzan el follaje nemoroso
insaciable de alfombras y de flores;
La sombra escurridiza lo captura
vaticinando cálidos presagios
tornados atrevidos y regueros
de luz sobre los ávidos terrenos
que resucitan ya de sus desmayos.
La brisa de la mano de la aurora
se prende con sutiles resplandores
apoderándose graciosamente
de los vestidos de las amapolas.
Cantan canarios, mirlos, ruiseñores
locos de amor en sus jolgorios. Trinos
de modulados timbres regalados
al astro rey que aloca sus sentidos;
No le aventaja en garbo la montaña
de oscuro traje y de argentina cresta.
Tañe la esquila de lejana ermita
bosteza el mar y retrocede su agua,
se abre la flor. Selene ya se marcha.
¡Bendito Dios, bendito el nuevo día!
fiesta de amor que el corazón proclama.
Ardor, vigor, aliento, fortaleza,
alabanza de la naturaleza...
Heriberto Bravo Bravo SS.CC