UN LUCERO DE AMOR

Qué bonita está la tarde

con su lucerito brillando.

Brillando en el medio cielo

por donde la tarde se va cerrando.

Y yo paseando con mi perro

una canción voy cantando.

Al tiempo en el que el céfiro suave,

muy generoso,

sus caricias me va prodigando.

Luego ya en el regreso,

a mi perro le voy hablando.

Y él parece que me entiende,

 Y que atento, me va escuchando.

Y hasta ladra bien contento

cuando de ti Marisol mía

yo hago elogios y le cuento

de cómo en la vendimia,

cantando entre las vides

nos llenabas de alegría.

Parecías con tu bata blanca

una rosa que se abriera

derramando su perfume

al entrar la Primavera.

Son recuerdos que me llegan

en este atardecer de ensueño

en el que mi corazón aunque viejo,

me da saltos de alegría

como un niño cuando juega

en el patio del colegio.