.XXV.

Piel intacta en busca de caricias, encontradas por un roce áspero de dedos curiosos.Marcando con su paso el recorrido automático de sensaciones retomadas de adrenalina y éxtasis ante condiciones irrepetible. Arte de la casualidad que nos reúne nuevamente para jugar las cartas del azar a nuestro favor.
Labio retenido entre dientes para aguantar las ansias y el deseo de un primitivo instinto animal, que abre paso al descontrol de identidad creada como fachada ante el jugador. Dedos escurridizos entre cabello negro de un recorrido de ondas, que dominan yegua salvaje de tierras lejanas.
Exótica composición de rasgos que cuando juegan apuestan a ganar,seduciendo a su contrincante bajo encantos súbitos.
Humos de rebeldía que envuelve e hipnotiza con su paso, bajo el manto de una voz que susurra banquete de delicias a degustar. Apuesta irrevocable de un juego hecho para perderse en el laberinto de pensamientos. Atracción que hierbe el cuerpo y libera alma aprisionada en sombras de un miedo insensato.