YA DE TARDE

Despertó la tarde

al sucumbir la noche

dibujando en su agonía

los bordes leves

con que estallaron,

casi al unísono,

una avalancha de escarcha y besos

entre los labios prietos

de una entrega intestina.

Gemía la brisa avivando tus embates

y en ese extenderse irreverente

de las carnes en su laberinto,

pechos que se enredan entre sí

junto al vientre en sus asaltos,

instigando mil quimeras trepidantes

que en el revolver de sus espasmos

sucumbían lacerantes,

y ya sin fuerzas,

 en su leve despertar.

Ente tanto,

largos silencios aún quedos

taladraban los bordes enrojecidos

de una agonizante licencia

con que el atardecer recorrió,

palmo a palmo tus contornos,

trazando en su agonía lacerante

el mudo despertar

de un encendido atardecer

 al rendirse tu noche…más tarde.