Alexandra...

Será el nombre
de un ángel,
dijo aquel creador
de la tierra
y sus hombres,
de la lluvia y sus gotas
que regalan el resplandor
de un bello porte
de mujer perfecta,
que hoy me hace ver
entre las sombras
lo pequeña
que es mi alma
junto a la de ella.
Ángel que enriquece
al pobre corazón que cuelga
de mi pecho,
donde segundo a segundo
lo llena
con besos parecidos
a impulsos
que no me dejan morir,
para soñar con su figura
y vivir pegado a su cintura.
Es una mujer tan bella
que la belleza le hace
una escultura
en las diademas del sol
y las estrellas.
Fue bautizada con el don
de venir a la tierra
y convertirse en mi destino,
así la galaxia lo quiso
y tambien las sirenas
de los siete mares
junto con el sabor
de las sales
que los convierte
sin hechizos en olanes
de miel que descansan
por las noches en mis labios,
y por las tardes
en los hogares
de todo el espacio
de mi mente y cuerpo.
En todas las constelaciones
del infinito universo
resuena este nombre,
se sumerge en viveros
benditos que yacen
en su hogar,
mas allá del cielo
y de aquel ángel
que cuida de Dios,
de aquel creador
que decidio darme
el mejor regalo
y la misión
de amarla por siempre
hasta morir los dos
por una fiebre incurable,
simplemente de amor