Como una agonía siniestra,
Una afliccion,una amargura,
De duelo y desolación,
Que te llama a la palestra.
Y te flagela sin mesura,
Como una cruel maldición.
Y una lágrima que brota,
Deslizando en maestría,
Por tu cara como un río,
Para verter con su nota.
Que en tormento acabaría,
Tu alma y tu poderío.
Intentas hablar,
No surge.no brota,
Es tu voz que se amarró,
Un lazo comienza atar,
Para atraparte en sus redes,
Que entre tu cuello.bordó.
Son los nudos de garganta,
Son amarras sin cordura,
Que como garfios asoman.
En tu alma que no aguanta,
Esta colosal atadura,
De sucesos que te ahogan.
Como la red retejida
Para que el pez no se escape.
Y tu cuerpo se protege,
No trasmite su dolor,
A tu mente o corazón.
Solo acalla tu clamor,
Con una trinca que teje,
Como araña en suspension.
Un leve sorbo,un calmante,
Te logran apaciguar,
Pero nunca van a sanar,
Algo inmenso en un instante,
Solo DIOS omnipotente,
Con su abrazo permanente.
Un trabajo excelente, poetisa!!! Aunque..., la venganza deja siempre un regusto amargo...