Ni siquiera pensaste lo que hacías,
En el momento que besabas otra boca,
Sabiendo que tú eres mi vida,
La única que amo en mi promesa,
Que por ti al mundo que me embelesa,
Lo abandone haciéndome tú esclavo,
Y mi vida de lado he dejado,
Sometiéndome a cada capricho,
Pero es indudable no te importa lo dicho,
Ni cada “te amo” que te he predicado,
Pues con dulzura besabas otros labios,
Sin darte cuenta que yo los observaba,
Pero sabe que no culpo al hombre,
Ya que él sólo aprovecho el momento,
La ingratitud sólo te pertenece,
Porque de ti tenía la promesa,
De ser tú amor en el universo,
Y hoy queda claro finalmente,
Que tú verso es más grande que mi verso.