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Mis sueños se esparcen insomnes, como nubes
Por el viento desvelado, desgajándose a cuenta gotas,
Hasta quedar vacíos como heridas abiertas
La niebla invade mi mente, oscureciendo mi mundo
Cual pueblo abandonado las palabras se escurren
Tránsfugas de mis delirios, calles que conducen a la nada
Esto, amigos, son señales irremediables de desvarío,
Donde el tiempo lo ha sembrado. Es un día donde el invierno
Abre sus brazos y la marea, se recoge sobre su centro
Ondeando con el viento las palmeras, como ínclita despedida
Cantarán por mí, los pájaros del mundo al anunciar pues,
¿Ésta mi partida? ¡Éste mi canto agónico de cisne?
Quiero confesar hoy, que mi Ser se multiplica, no soy
Ni he nacido poeta, más bien soy un ente, hermanado
Con el sentimiento, con incertidumbres, un añorante
De viejos eventos, vida en donde mana sangre por la herida
Un escribiente de notas esparcidas, en el viento.
Yermo hacia la nada, anunciante soy, de polvosas veredas
Retruécanos de caminos recorridos, taladrando mi razón
Calibro las horas que pesan y no, en fronteras descalzas del agua.
Me convierto en río que se escurre y desenlaza, de su agua turbia,
De lo que me evoca me alejo, entre imágenes pensativas
Acercándome a las orillas de mi Ser, fabricante de fantasmas
Convertidor de Dioses innombrables en polvo, mentiras y verdades.
Desterrado al mañana, no alcanzo a entender el ahora,
Estoy frente a la orilla de un acantilado, sobre una roca,
Cara a cara al oleaje intermitente donde olas vienen, olas van,
A morir en el reventadero de angustias y alegrías disfrazadas
Atadas como aguas blancas o negras a mi vivir
Cotidiano, de rutina, de hastío, de nada.
Aprovecho momentos de última lucidez, para abrir
La entraña donde vivo, despidiéndome de mi Ser nativo
Y de aquellos escasos lectores de mi comuna
Deshabitado estoy de cuentos, historias, narraciones
Escondidos sentimientos, todos, envueltos en mi propio sudario
Donde la palabra duerme en silencio y el alma es sal
Mi mente se pierde como riachuelo, tratando de llegar
A la mar, a ese bautismo donde el espejo me deshabita,
Cayendo en la intimidad de su vacío, Desventrada oquedad
Lapsos me dicen, me quedo ausente del mundo y lo que sucede
Mirando un punto en la distancia, donde mi memoria ingrata,
Suelta sus gárficas amarras de la tierra firme, ahí donde los olvidos,
Son frecuentes e inmensos como océanos ¡Insondables!
Una caída frente a un ejército enorme que se desplaza
¡Avasallante e impasible! ¡Interpérrito ante ruegos y amenazas!
¿Pero que esperar si estoy a pocos días de llegar a los 80 años?
¿Qué más le pido a la vida si todo me lo dio a raudales?
Creí que, en mi vejez, guardaría los momentos memorables
Pero ¡Ay de mí! hoy quedo de mis sueños alejado.
Pensé tendría oportunidad, de regodearme en los recuerdos
Pero me encuentro avanzando entre piedras descalzado
La vida me destina a vivir en tinieblas lo que me resta
Oyendo cantos de sirena sin poder mirarlas.
Elevo una oración, no un rezo, para encontrar el faro
Este hado que a mi Sino ilumina la esperanza y su lóbrego camino,
Permitiéndome llegar a mi destino incierto, ahí donde la vida nos devuelve
Me convierto en viajero, sin brújula ni estrella guiado, a un espacio
Más grande y profundo… Adiós pues os digo, ahora
Que aun oportunidad tengo ¡La noche abre sus ojos!
Subo de nuevo a ese tren llamado destino, encajado
En nuestras vidas ¡Estatuas sin memoria! ¡Ni luz!… ¡Sólo sombras!
Llegaré a la próxima estación, sin darme cuenta en donde estaré
Tampoco sentiré las manos extendidas, en marea de adioses
Somos polvo, tierra… y a ella volvemos como gotas a la mar
Oleaje apaciguado, nada me llevo, todo lo dejo,
No debo ni me debe la vida ¡Todo está pagado!
Sembré y esparcí mi trigo sobre suelos fértiles con cuidadoso amor
¡Banderas futuras! La noche borra mi rostro, cierra mis párpados
Secos ya, de imágenes distantes entre las sombras
Desplazándose sobre mi cuerpo…otro rostro sin nombre amanecerá
Seguiré mi camino, me encontraré, me esperaré allá
¡Ay vida! cuánto me diste: familia y hogar, alegrías y tristezas
¡Ay vida! Cuánto me cobras que ahora me quitas,
Hasta dejarme en la nada.
Por todo ello ¡Ay vida! me atrevo, a elevarte mi última súplica
clamando a los cielos…
¡Dioses! Piedad para este hombre de vida incierta
¡Que le acongoja su adversidad!
P.D. El Poeta calló
Fue a buscar su destino
D.E.P.
Cumplo su última voluntad subiendo este su epitafio.
20/Junio/20
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