Desde lejos oigo tu silencio que me llena
y me calma como el sol al mar enfurecido,
y comprendo que el secreto de tu ausencia
justifica todas mis efimeras creencias.
Aprendo de algo que se lleva muy adentro,
el sentimiento de tenerte en mi sueños
en las estampidas de fiereza de mi alma,
en los momentos de amor compresivo y tierno.
Aprendo cada día, que la ausencia no daña,
ni traspasa inquietudes del alma en calma,
aprendo como puedo, quizás como deseas,
tu que me enseñas a soportar tu silencio.
Y por amarte necesito un mundo de palabras,
pues soy verso y prosa de puro sentimiento,
que por ti, soy capaz de crearlas y olvidarlas,
si me pides que te bese en el firmamento.
De besos y placeres se llena mi intelecto,
ahora que me pides que te ame eternamente
sepultando mis palabras y mis versos,
en los recuerdos del ilógico presente.
Y por amarte necesito un mundo de palabras
que por ti, soy capaz de crearlas y olvidarlas.