Despiertas, sobre el lecho de mis paciencias indecibles, donde los gnomos perversos de los abriles sinuosos, transportan veleidadaes de finas estampas sedientas, hube de esperarte, ánfora conciente de mis inconciencias pasadas, castos deleites de un mero pasatiempo, vivencia pura y descarnada de hastíos y nostalgias, la pluma del poeta, resurgiendo de la nada impropia, tus ojos, mirada de diamante entre luces de oscuridades implacables, y el lecho de mis paciencias a la espera de irresolutas novedades, que no llegarán mientras no permitas que el amor se desplaze en tus adentros