La siento al caminar

Baja la luz a su cielo
de las cenizas membrado
poco más que acostumbrado
a deshilvanar su pelo.
Al tranco de su pecho en la garganta
desata la pasión irreprochable
de aquel que vive preso ante su amada.
Toda la piel, en una sola piel atada
arde de vida, en una sola sangre que fluye
al éxtasis que el corazón exclama.
Trato de huir en la noche
de su hervor zigzageando.
Esfuerzo yermo que concluye
por la espalda, con su amor asesinando.