DE SÚBITO EMERGES

Lentas sombras somos

entre los pliegues negros

del reducto.

Mientras la tarde agoniza

el ocaso irrumpe con su figura

en la huida del anillos crepuscular saliente.

El aire es al oído un susurro

que se expande entre inflamados belfos

Congestionados de sangre

como un cuadro colgado del aire

esta casa sin pálidas barreras

es un cruce sin fronteras/

El espacio es la ausencia

que ocupa la dimensión de los besos.

La piel va evolucionando sus vapores

Cuando el humo del cenizo

entra al ludismo de los cuellos.

abultada pasión que nos reconoce

Los piélagos que arden en espigas de fuego.

Inició el preludio su ejercicio

En una batalla de forcejeo

Félido ápice que agita los pechos,

Del cañaveral resucitaron cenizos

de huertos deshabilitados

En esta rojo cresta que bombea…

Tú,

muñeca mía,

eres la roja pupila de la tórtola

que edificaste en mis costales de ausencia

la construcción de mis pilares.

De súbito emerges,

campana de mis deseos,

entre las abras de tus senos