Bajo el claro de la luz de la alborada
los jazmines languidecen silenciosos
más se asombran del calor de mi mirada
y parecen sonreírme, lacrimosos.
Cuando cambio al instante el pensar mío
y me dejo abrumar por la tristeza,
reconozco que no es llanto, que es rocío
y comprendo que lo ha urdido mi cabeza .
Son ahora, solamente , flores blancas
que a merced de la lluvia y de la brisa
morirán , como mis palabras francas,
como muere ante el dolor una sonrisa.
No quieras más , corazón, siempre le digo,
pero él nunca me escucha, no hace caso,
aunque a veces le agradezco y le bendigo
que con ese sentimiento se abra paso.
Golondrina
noviembre 2012
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!