soñaba en ese entonces,
forjar un gran poema
de un arte nervioso y nuevo,
una obra audaz y suprema,
escogi entre un asunto grotesco,
y algo trágico.
Llame a todos los ritmos,
con un conjuro mágico,
y los ritmos vinierón acercandose,
se juntaban en las sombras,
huyendose y buscandose.
Unos como choque de armas,
y otros como canto de aves,
de este a oeste y de sur a norte
se sentian aquellos ritmos.
Y la escogi entre todas...
por un regalo nupcial,
le di unas rimas ricas
de plata y de cristal.
En ella conte un cuento
que huyendo lo servil,
tomo un caracter trágico,
fantastico y sutil.
Era la historia triste,
desprestigiada y cierta,
de una mujer hermosa...
y para que se sintiera
la amargura de ese entonces,
junte silabas dulces,
como el sabor de un beso,
y confiezo que dejé algo como
una luz vaga en la lejania
llena de niebla y melancolia,
hice cruzar en el fondo de mi,
vagas sugestiones y situaciones,
de sentimientos misticos,
y humanas tentaciones...
Le mostre mi poema a
un critico estupendo
y lo leyo tres veces
y me dijo no entiendo