Te he comparado con cosas naturales
Con las maravillas que son vivénciales
Con los resplandores en el techo de los cielos
Con esas luces que mis ojos ven de lejos
Con la inmensidad del mar que se pierde
En trayectos de larga permanencia
Con la fuerza encabritada de los oleajes
Cuando el clima reclama a los mortales
Las heridas que por tiempo hemos hecho
Te he comparado por años y aún hoy lo hago
Lo hice con la indomable fuerza del amor
Con los deseos de ver crecer a un buen hijo
Con hermosos idiomas y su dulce melodía
Que se emplean para poder amar todavía
Lo hice por años, y como ves, no me detuve,
Lo hice y me doy cuenta que me contuve
Ahora al tratar de encontrar la similitud
Veo en ti, mujer sosegada, que hay un gran virtud
Eres apagada, silenciosa, callada, estoica
Como el fuego que contuvo al Ave Fénix
Que dio una nueva llama en el momento crucial
Que de la muerte sacó vida y de las cenizas fuego
Por ello veo que si te debo de nuevo comparar
Y no equivocar, lo debo hacer con lo divino
Me doy cuenta no es posible, que con lo demás
Eres una diosa que se haya fuera de lugar
Que ha venido desde lejos a decorar mi silencio
A mostrarme lo irreverente que son las demás
Cuando uno te trata de comparar, igualar o más
Eres como una diosa, eres el sueño deseado
Eres el origen del amor, el premio más ansiado