Carta sin destino

Hay tantas cosas que quiero decirte
no se por donde empezar
por eso te escribo esta carta
que empieza desde el final.
Aquella ultima tarde no pude
despedirme como es debido
me quedaron tantas cosas que decir
tengo miedo a que las lleve el olvido.
Aquella tarde, la ultima vez
sentado en aquella silla
de aquel viejo cafe;
allí cercano, pero a lo lejos
sin saber que hacer
sin poder dejar de mirarte
envuelto de timidez,
y tu; callada y lejana tambien
y sin poder dejar de mirarme
tampoco sabias que hacer.
Y ya ves, el reparo nos alejó
en un minuto de esa vieja tarde,
tu sonrisa se la llevó,
y tu mirada si acaso aun arde.
Hoy, una tarde cualquiera
sentado en otra silla
de espaldas a otra camarera,
que tal vez no le importa qué hacer
con su rigida timidez,
te recuerdo en el mismo lugar
donde un día se cruzaron nuestras miradas
donde a veces nos vimos llorar
con las mejillas empañadas.
Aquí, en el mismo sitio
donde tú me hiciste reir,
espero que aun recuerdes
esta tarde lluviosa de abril,
cuando no sabiamos qué decir,
y alli estabas tú rompiendo el silencio
con el sonido de un dulce recuerdo
cuando tu simpatia envolvio el momento.
En este lugar, al que llegaba mojado
los días de tormenta en verano,
con mis ojos y mi rostro empapado,
tan solo por estar a tu lado.
Hoy vuelvo aquí,
una tarde casi otoñal,
para ver si aun te encuentro
en este triste lugar
tan lleno de recuerdos
que aun miro al pasar,
por si tu aun estas dentro.
Y quedan tantas cosas que decir,
que no se como decirlas si no estas.
Tan solo cartas que nunca envio
porque no se a donde enviar.
Y aqui una más,
que aun queda por firmar.
Espero que cuando regreses
podamos continuar
muchas mas cartas juntos.
Escribir contigo nuevos recuerdos
aunque esa tarde de abril
siempre irá por dentro.