. desde que Tuli y Olino la pencaron,
no soy nadie;
en dos días me he puesto reumático perdido y tengo dolores por todas partes, no valgo dos centavos,
ni uno, qué voy a valer.
. la verdad es que ahora, como no doy palos ni paso ni pillo nada, vivo a pan y a agua con una gota
de yogourt;
antes, si la cosa iba mal y había prisa, íbamos a los supermercados o entrábamos a alguna casa rica
y la cosa se arreglaba;
ahora ni eso, no podría, no me llega el resuello y además me asusto.
. vienen los días y los dejo pasar ensimismado, sentado al lado de las basuras con la cabeza
hundida entre las paletillas y las manos;
qué ironía, pero cuando estoy así, después de un rato, me da por pensar que me gustaría leer un libro
o escribir un poema como hacía antaño, o simplemente hablar un poco con alguien,
con alguien educado, limpio y amable.;
pero si me da por mirar de lado y para arriba, veo a La Cloti a la ventana sin parar de sacudir
su maldita y harapienta alfombra o saltando al tejado su increíble reata de gatos famélicos;
. de ahí que continúe quieto y como muerto, mirando fijamente cómo pega la luz contra las latas
y los tarros de vidrio de los vertederos, y cómo, mientras graznan gaviotas, urracas y cuervos,
- y tras mirarnos y mirarse - entre unos y otros nos vayamos repartiendo con usura los desechos y la ira;
… al poco rato no nos vemos, luego, ya no hay nada.