Cierta tarde calurosa
de un luminoso verano,
en un café de internet,
un nutrido equipo humano
(consta de cinco tunantes
que se nombran "estudiantes")
ensordece con sus gritos
el ambiente y los benditos
celebran a carcajadas
sus juveniles "puntadas"
pretendiendo conquistar
a una chica "despistada",
la que ha sido "contactada"
al otro lado del mar.
-Se ve que es "tonta de atar"-
comentan haciendo fiestas.
-Se le nota en sus respuestas
y en el tiempo prolongado
que se tarda en contestar.-
-¡Mira, ahora es ella quien pregunta!-
exclama uno, entusiasmado,
sentándose ante el teclado
y pendiente de la pantalla;
los cinco "dan la batalla"
fingiendo ser uno solo:
un hombre tímido y tierno,
bonachón y pudoroso,
y no el engendro monstruoso:
¡cinco "pingos" del averno!
-Me pregunta por mi nombre,
pronto, pronto, ¿qué le digo?-
-Dí que te llamas-- ¡Adrián!-
-Que ¿cómo es mi figura?-
-Alto, delgado, buen tipo.-
-Pregunta por mi estatura--
-¡Un metro setenta y ocho!-
-¿de complexión?- -¡Musculoso!
no digas que eres "biscocho"
(con los ojos encontrados)
dí que ambos son azulados
y no menciones que eres "mocho"
(religioso exagerado).-
-Pregunta si soy casado-
-Contesta que sí, ¡al instante!
bien sabemos que un casado
es mucho más "interesante".-
Vayamos al otro extremo
de la comunicación:
Para empezar, "ella" es "ellas":
un grupo de cuatro chicas,
dos de ellas estudiantes
de economía o medicina,
las otras dos, secretarias
en anónima oficina
Todo menos "elegantes",
(prófugas de la cocina).
¡Ah!, pero "ella" es ¡divina!
con un cuerpo escultural
y es de su barrio la envidia,
¡una chica sin igual!
Las cuatro, muertas de risa,
hacen preguntas al "don juan"
y van leyendo de prisa
que charlan con "todo un galán"
al que no le creen "ni pío"
(tampoco les interesa)
pues sólo "matan el tiempo"
y ejercitan la cabeza.
Y así, al paso de las horas
se decreta en la pantalla
un empate en la batalla
por ver quién es más "labioso"
(más falso, más mentiroso,
embustero y fantasioso).
Una pérdida de tiempo,
un simple "pasar el rato",
un insulso parlotear
jugando al ratón y al gato;
¡y a eso, le llaman "chatear"!-
Eduardo Ritter Bonilla.