Estrella que iluminas, por años la buena senda, de muchachitos peque- ños, que hoy miran al horizonte, buscando a ese gran lucero, que en lo infinito del cielo, graba miles de consejos, que de hom- bre aun siguen frescos, desde el tiempo en que eran niños. Aun teniendo cortos años, de mujer muy soñadora, te entregaste sin recato a ser tu modeladora, moldearon tus finas manos con cariño y comprension, en- tregas con tus palabras, el amor que muchas veces, le hace falta en sus hogares a tantas caritas tristes. Tristeza vive tu vida, con tanto lamento humano, muchas veces desde el fondo de tu alma y por tus ojos, brotan mi- les de lágrimas, al sentirte acongojada, por no tener en tus manos la solución esperada. Risas, penas, cantos, lloros se escuchaban en la escuela, tu voz de dulce maestra, va engrandeciendo esta patria, la confianza tu le has dado, a muchos padres ausentes, quienes parten silentes entregando- te a sus hijos, mientras ellos recogen, la esperanza de un futuro. El legado que vas dando, en las aulas de tu escuela, se asemeja a la enseñanza que dejara Jesucristo, las cuales están escritas por muchos miles de años, mientras fue crucificado, en lo alto de un madero. Gracias eternas maestra, gracias te damos tus niños, aunque muchos somos hombres, no olvidamos tu cariño. veron
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!