Cuando te miro
me pregunto cómo tanto te pude amar,
sin importarme el paso del tiempo
ni mi posterior soledad.
Cuando amamos, nos cegamos
no vivimos la realidad,
pertenecemos a otro mundo
y en nuestro corazón
no tiene espacio de maldad.
Todo lo vemos hermoso
si hasta los colores cambiamos de tonalidad,
en cambio, cuando estamos solos
se apodera de nosotros la frialdad.
Pensé que con mi amor bastaba
y que te podrías contagiar,
que el andar los mismos caminos
te podrían enamorar.
Que me amarías, como yo lo hice
y nuestra relación consolidar,
fueron años de fantasía
y ahora recién vivo la realidad.
Más, no te guardo rencor
sin darme cuenta, poco a poco
estás saliendo de mi corazón.