Si despierto, con una palabra en mi boca,
y un resplandor en mi retina.
Si abre la aurora en la mañana,
y mi oído espera la sutil armonía.
Si arde mi piel como una hoguera,
y forman mis brazos el hueco que te espera.
Si huyen los recelos y llegan los anhelos,
y espacios quedan para poder volar.
Si llegan los efluvios sin avisar,
es que amanece la vida con toda devoción.
Si el crepúsculo encierra las sombras de la noche
estallan los colores en el amanecer.
Emprendo travesías por las aguas de tu ser,
y sin límites el fuego volvemos a tener.
Encierra tantas cosas la vida por vivir,
no importan las excusas para poder sentir.
Basta solamente extender las alas,
buscando el nido donde poder morar.
Te entrego mi ternura, entonces, sin pensar,
esperando ansioso, tu reciprocidad.