Tuve una blanca paloma,
un día, abrí las rejas de su jaula
y la dejé escapar.
la ví volar hasta lo alto de una loma,
después se dirigió hacia el mar.
Al no ver a mi dulce paloma
mi tristeza fue tan grande
q por mucho tiempo el cielo obscureció,
el sol ya no iluminó la tarde,
y así, el tiempo transcurrió.
Con el paso de los años mi paloma volvió;
qué gran alegría sentí al verla!,
con mi dicha el pasado se olvidó,
pues el sol de nuevo brilló
al volver yo a tenerla.
Hoy mi dulce paloma se ha vuelto a ir.
y esta vez, no volverá,
pero tengo q sonreír
porq por los cielos para siempre ella volará.
(Escribí esto cuando tenía 15 años)