La siembra del amor

Alégrame la vida con la fiesta
de tus besos untados de ternura.
Señálame el comienzo de la entrega
para no confundir ahora con nunca.
Recógeme en tus ojos de cisterna
para calmar la sed que me tortura.
Si me miras se salvará la siembra
que en la tierra dejé con manos puras.
Simplifica tu voz con el idioma
sin vocales que llora con la tarde
para darle al amor todo el aroma
que corre voluptuoso entre la sangre.
Decídete en la luz sin buscar sombra
para que el corazón abra sus lámparas.
El perfume es la esencia de la rosa,
que alegra los sentidos, sin palabras.
Condúceme en silencio hasta la orilla
de un mar desconocido y sin oleajes.
Allí están el misterio de la vida
y la luz de la estrella más distante.
Persígueme en el túnel de las horas.
tal vez me encontrarás cual telaraña
tejiendo mil imágenes de cosas
parecidas al sueño y la esperanza.
Búscame entre los peces..sus burbujas
dicen la lengua plácida del viento.
Debajo de ese mar nadie me busca
pues me escondo en tu propio pensamiento.
Pregúntame por cosas que en el tiempo
dibujan la estatura de mi madre
y recuerdan que aquello es como un sueño
que despierta en la música del aire.
Edifica tu amor en el silencio
con el cimiento de tu propia sangre.
Florecerán los besos del recuerdo
en las débiles luces de la tarde.
José María Del Castillo
El Poeta B/quilla, Julio de 1981