En la calle silenciosa
resonaron mis pisadas;
al llegar frente a la reja
senti abrirse la ventena.
¿Que me dijo? ¿lo se acaso?
Hablamos con el alma.
como era la ultima cita,
la despedida fue larga.
Los besos y los sollozos
completaron las palabras
que de la boca salian
en frases entecortadas.
"Resale cuando estes trizte,
dijo al darme una medalla,
y no pienses que vas solo
si en tus penas te acompaña".
Le dije adios muchas veces,
sin atreverme a dejarla,
y al fin cerrando los ojos,
parti sin volver la cara.
No quiero verla, no quiero,
¡Seria tan triste encontrarla
con hijos que no son mios
durmiendo sobre su falda!
¿Quien del olvido es culpable?
Ni ella ni yo:la distancia.
¿Que pensara de mis versos?
Tal vez mucho, quiza nada.
No sabe que en mis tristezas,
fente a la imagen de plata,
invento unas oraciones ,
que suplen las olvidadas.
¿Seran buenas? ¡Quien lo duda!
Son sinceras, y eso basta;
yo les rezo a mis recuerdos
frente a la tosca medalla.
Y se iluminan mis sombras,
y se alegra mi nostalgia,
y cruzan nubes de incienso
el santuario de mi alma. Francisco A. De Icaza