Conocí en el verde
profundo y dulce
de tus ojos:
la magia infinita,
el poder de un sueño,
el color de la ternura.
¿Qué sutil milagro
se encierra en tu nombre
que, al yo mencionarlo,
se curan mis males,
se borran mis penas
y renace en mi alma
la fe en el mañana?
Conocí en el tono
suave de tu pelo:
la palabra "Vida",
la nueva alborada
y la voz de la brisa.
El temblor de tus labios,
tu sonrisa amada,
tu andar majestuoso,
tu silueta de hada,
todo me conduce
a tu tibia morada.
¿Qué imán poderoso
me atrae a tu lado
y cautiva a mi mente
en sus redes de plata?
¿Cómo es que no vivo
mas que para amarte
y no me importa el mundo,
ni el ayer, ni nada,
si no es tu presencia
la que alienta a mi alma?-
Eduardo Ritter Bonilla.