Las horas de tu amor me quedan lejos,
cayó el árbol de nuestro cielo,
huyó la luz de tus adentros,
se escondió la quimera
en el follaje denso.
Vislumbro deseos entre guijarros
minúsculos, que reposan indolente;
esperando amor, morir amando,
ungir tu pecho, besar tus labios,…
anunciarnos amor, anunciarnos.
Como, en el limo del recuerdo;
en la copa del viento, bebo.
Una gota se exprime de hiel
en mi pobre corazón enfermo
congelando al frío invierno
como témpanos en cascabel.
Tu ser es el barco de mi marea,
y el mío, es la arteria de tu cadencia.
Hoy, advierto que estoy
al fondo de tu sombra,
que soy, la agónica raíz de tu memoria;
apenas, luciérnaga encendida
en el tálamo de tus sueños.
¡Cómo pesa el amor endurecido
con el vaho del tiempo!