Una habitación frÃa, un cuerpo inerte y un rostro cabizbajo a la espera de la noticia más cruel.Â
Todo estaba perdido, mi esperanza ya no era de color verde. Amaneció, una llamada desde la habitación me hizo incorporarme velozmente y empezó la cuenta atrás. Todo se tornó gris, susurros, sollozos, abrazos, y un corazón que se aferraba a la vida...se apagaba, mientras otro, el mÃo, se retorcÃa de tristeza, desconsuelo y dolor.Â
La habitación se tornó más cálida por la temperatura de mis manos entrelazadas con las suyas que fueron sintiendo la partida, el adiós, un té quiero y un espérame siempre.Â
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