Estelares precipicios, abismos que recorren mi espalda. LLega la noche, asciende con sus calmas aguas, hacia el fondo del sentir. Penetrantes graznidos de aves de mal augurio se cobijan en los secos ojos. Insoportables deshechos de ternura, pasada, olvidada. en furia desatada. Descansan los besos, en el insoslayable desvario de mil pensamientos. Delira, vaag, despertando sueños, enmudeciendo las tormentas del espiritu. Aullidos siniestros siniestras voces, ahuyentan al viento. Se cruzan los frios abismos desnudando mi espalda.