Mujer andina

De porcelana morena, es tu piel mujer del alto, de las cumbres elevadas, de los fríos altiplanicos, mujer color de la arena, que pisaron tus ancestros, dominaste la arides, de las laderas de cerros, domesticaste las llamas, alpacas y las vicuñas, aprendiste de la vida, la importancia de ser hembra... Conversaste con el condor, los secretos de los andes, las vizcachas te enseñaron a transformar con paciencia, la arides de las montañas, en fertiles tierras verdes, el cuculi te dio fuerzas con su cantar mañanero, esperando el aguacero, que regaría tus campos... Dulce mujer tus raíces, son puras como aquel cielo, que vigila cada noche el cansancio de tu cuerpo, los luceros infinitos en tus sueños te dan fuerza, las estrellas los secretos que necesita tu vida, para asumir cada dia, el papel que te dio dios, madre, amiga y compañera... A la piedra de los cerros, aprendiste a darle vida, pacientemente moliste en una iyaña el maíz, lo transformaste en harina para alimentar las vidas, de quien se gesto en tu vientre y ensacado a tus espaldas, contemplo como su madre, iba limpiando el sembrado y alimentando el ganado, que los andes le entrego... Andina mujer morena, de las altas cumbres blancas, donde comienzan los ríos al derretirse les nieves, donde el ave vuela libre, donde el pensamiento es tuyo, donde genera la tierra, el sustento de tu vida, donde tus manos pequeñas, fueron doblegando el cerro con su aridez pedregosa, recibiste de la luna, la fuerza que se necesita, para doblarle la mano, a la inmensa cordillera...