Aquella alameda

Un espléndido día
los rayos solares la iluminan,
bañando con esa luz maravillosa,
puesta por las manos del Creador…
Suspira una leve brisa,
y con ella un manto de hojas,
llueven por el espacio,
formando un alfombrado
de diversos colores…
¡Cómo cambia el paisaje!
Camino escuchando su crujir
bajo el hollar de mis tacones,
con un susurro peculiar
de ese lecho que enmarcan
mis pasos soñadores,
Goteándome nostalgia,
de la infancia pasada.
Con sus discrepantes matices
de la estación
que define su comienzo
con música etérea,
en el vigor de mi persona…
Muy cerca un ave
entona melodías en su idioma…
El aire fresco acaricia mis mejillas.
Es la vida que corre,
por mis venas que estallan,
invadidas de añoranzas
de épocas ya vividas… Mecha Foderé