Bienaventurado el varón que soporta
la tentación; porque cuando haya
resistido la prueba, recibirá la
corona de vida, que Dios ha
prometido a los que le aman.
Cuando alguno es tentado, no diga
que es tentado de parte de Dios;
porque Dios no puede ser tentado
por el mal, ni él tienta a nadie;
sino que cada uno es tentado,
cuando de su propia concupiscencia
es atraído y seducido.
Entonces la concupiscencia, después
que ha concebido, da a luz el
pecado; y el pecado, siendo
consumado, da a luz la muerte.
Amados hermanos míos, no erréis.
Toda buena dádiva y todo don
perfecto desciende de lo alto,
del Padre de las luces, en el cual
no hay mudanza, ni sombra de variación.
El, de su voluntad, nos hizo nacer
por la palabra de verdad, para que
seamos primicias de sus criaturas. SANTIAGO 1:12-18