Salgo por el umbral de nuestra casa
y voy dejando lo único que tenía,
contigo dejo mis momentos gratos,
solo llevo una llaga que me traspasa
el corazón donde hasta hoy te tenía,
es nuestro amor muerto, hace ratos.
Estoy afuera y me persigue tu aroma,
tu mano pequeña diciéndome adiós veo
esa mano que puso pan en la mesa,
el amor muerto sobre mí se desploma
y apuro mis lágrimas con parpadeo,
se secan en mis mejillas como tu promesa.
La calle que era nuestra voy recorriendo,
las gentes me miran con asombro
al verme caminar solitario y vencido,
lo que saben la historia miran sonriendo,
las burlas también siento sobre mi hombro,
¿acaso debo sufrir, más de lo debido?
Apuro saliva para desanudar mi garganta,
quedan atrás tantas cosas en cada paso,
se acaba nuestra calle, ahora solo son leguas
sí leguas que recorrer, pero no me espanta.
De haberte amado no considero un fracaso
en tus brazos mis míseras orfandad tuvo treguas.
Autor: Alcibíades Noceda Medina