De tenerla, alegría en mi pecho no cabe,
¿tantas dichas son todo míos? pregunto,
bendición y suerte me vienen adjunto;
si lo merezco realmente, solo Dios sabe.
Ruboroso estoy ante semblante suave,
la felicidad eriza mi piel hasta el punto
culminante, la emoción de estar junto
conmueve cual canto de canora ave.
Tengo huerto y un nido, con la mujer
que yo amo. La lluvia se entusiasma
al pasar por la ventana, cual fantasma
muestra la senda del nuevo amanecer,
Estalla libertad al llegar la mañana.
Estampa de diosa veo en mi ventana.
Autor: Alcibíades Noceda Medina