Intentas apoderarte,
de las largas huellas del amor,
sentir más allá de su mirada,
agarrarte a la ilusión,
como si fuera,
ó acaso lo es,
más necesaria que la propia vida.
Te exiges a ti mismo,
más de lo que la vida te ofrece,
quieres ser el dueño de sus sueños,
el centro de su universo,
sentirte amado,
con la belleza de quién encuentra,
el camino de su corazón,
envuelto en un humo cálido.
Sabes lo que tienes,
lo que te rodea,
pero no quieres perder,
las olas que idealizan tu vida.
Eso deseo,
quiero y necesito cada dia.
Abro continuas puertas,
aunque otras se cierren,
ó nos cierren,
y la vida te lo agradece,
con noches aterciopeladas,
infinitas,
como olas de sonrisas,
o mareas de pasión.
Y sigo con mi constancia adolescente,
empecinado,
en recuperar tu mirada,
en sentirla ilusionada,
-(porqué sé que alguna vez lo estuvo)-
como la espuma de una estrella cautiva,
ó como las hojas que crean la belleza del otoño.