Agonía...

Agonía
En agonía está mi alma
porque estoy perdiendo a mi madre.
Ya casi nada me consuela
al pensar que ya no la podré ver.
Este dolor es tan grande,
que literalmente oprime.
¿Qué hago mamita linda, para calmar esta pena?
¡Te estoy perdiendo a pausas y no lo puedo evitar!
¡Por favor, no me dejes mamá!
¿Qué voy a hacer sin ti?
Ya no escucharé tu voz,
ni podre ver tus ojos con vida.
¡No!
¡Mamita no me dejes!
No me resigno a perderte.
No te vayas al cielo mami,
no me dejes por favor.
Todos tus hijos te amamos
¿Qué vamos a hacer sin ti?
Ya no sé que pedirle a Dios,
para apaciguar esta pena.
No deseo que nos dejes, mami,
pero tampoco quiero que sufras.
¡Qué impotencia tan grande!
Al saber que te estoy perdiendo.
¡Esta agonía es inmensa!
Literalmente duele el pecho.
Ya casi nada me consuela
al pensar que tú te vas.
¡Cómo quisiera que sanes, mi dulce viejita linda!
Y todos vivir tranquilos, viéndote sonreír contenta.
Estas letras son sagradas
porque las he saldado con llanto.
Un llanto amargo y salado
que no se lo deseo a nadie.
Y por cada palabra escrita
he llorado lágrimas de sangre.
Palabras del alma
Enero/20/2006
Martha Humphrey
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