Aprendí a quererte sin tanto aspaviento
sin que se me nublen los ojos al viento.
Aprendí a quererte como los corceles
de alados cimientos ,que vagan por nubes.
Libres, libres ,libres, cruzando el espacio!.
Aprendí a quererte con savia tan nueva,
con ojos de luna, con boca de estrellas que se me entumecen las manos y el día
la ausencia y aliento cuando ya te has ido
porque me haces falta, porque te recuerdo.
Aprendí a quererte con mis pensamientos.
Doblegando ríos de australes abismos
donde nos sentimos como tan dispersos
perdiendo toda, toda la alegría, de sentirnos vivos.
Basta simplemente con adivinarte ,entre los senderos,
siempre escuchando tu voz melodiosa
que canta al misterio que tienen las rosas
y abre horizontes de cielo infinito,
al que sea fértil y en su oído escuche
tu canto de ensueños tan dulce tan tierno.
Concepción, 2004