Y te recuerdo

Y te recuerdo...
A mis juventudes bellas en mis años mozos
llegaron como parvadas, miles de admiradores
tuve en mi haber un sin número de jóvenes
que requerían todos ellos de mis requiebros
y de mis amores, que les diera una poca de atención pedían ... y yo, para no disgustar a ninguno les concedía mis favores ...
que "ven para acá María" y yo ahí estaba
que "la fiesta es por la noche" ¡Yo no faltaba!
que "el sábado hay una kermés"; y ahí me ves
y que decir de las romerías los domingos...
Qué bueno era Andrés, qué amable Pablo, qué
sencillo Gabriel, qué complicado era Ricardo
Juan ya lo ves, lo tenía a mis pies y a Beto
y a José y a una lista interminable de pretendientes y de jóvenes admiradores
Tengo un vago pero agradable recuerdo de
todos esos chicos que requerían mis favores
pero de uno no tan joven, si que me recuerdo: ése me hizo
"mujer", no sé si me amó, pero gracias a él
es que conocí yo la gloria, la dicha , el
sublime momento de saber en verdad perder
todo recato, todo pudor, lo que consideraba mi honra y mi honor y que no por amor en sus manos dejé
el sagrado respeto a la virginidad que impedía
que me entregara yo por completo al goce
de tantos apuestos y gallardos jóvenes que,
yo pensaba me admiraban y querían, me amaban,
a todos ellos les debí entregar mis botones de flores, darles a todos, uno a uno mis favores
pero tenías que ser tú al romper con todas mis flores el que cegara por siempre la posibilidad de tenerlos para escoger de entre todos al mejor
Tenías que ser tú, quien me conociera de niña
el que me hiciera perder oportunidad alguna
de tener esos diáfanos amores...
Se habrá dicho que amor fue lo que obligaba a mi pena a rendirme y entregarme siempre y solo a ti;
más alma ninguna sabe lo que es la tortura de ser
del que no se debe de ser, de dar todo al no indicado
al hombre casado que desfloró mi jardín y me
dejó sin posibilidad alguna, de tener la dicha
que se me ofrecía a borbotones entre tantos y tantos frágiles corazones, que desdeñé sin razón alguna, y que tal vez rompí en pedazos ilusiones
y al paso: ¡¡¡Mis ilusiones!!! ...
Qué triste papel el que tuve que hacer por un
casado, qué destino mal dado, qué diferencia
del amor sincero, leal y sin tormento...
Estoy ya en el ocaso de mi vida, la primavera
gloriosa por ti arrebatada, no se me olvida;
las tardes, las mañanas, las noches fracasadas
te traen a mi mente de vez en vez... e inevitablemente
Te recuerdo...
Lara Elra Cira
Al desdichado
que me convirtió
en "mujer"...