Mucho por aprender

Puede que al fin y al cabo
yo solo sea los pedazos de vida
que me han ido formando,
esas vivencias propias y ajenas
contribuyeron y contribuyen
a forjar el conjunto de mi personalidad,
lo demás solo es carne y huesos,
una casualidad genética
proyectada ante tus ojos...
De todos y cada uno,
desde el más vil y rastrero,
al más inocente y bonachón,
de todos los que me han entregado
aunque tan solo sea
una mínima parte de su historia,
he podido sacar algo positivo.
Luego está ella...
de ella aprendo mucho más de lo esperado,
no tiene necesidad de hacerlo difícil,
de complicarse la existencia tontamente,
de contarme o escuchar historias,
sabe que todo tiene su momento,
sabe cuales son los pasos adecuados,
yo tenía muchas cosas que decir,
siempre parezco tener mucho que decir,
pero con un beso quedó sellado,
desapareció eterno en un presente ya muerto...
En momentos como ese me doy cuenta
de que no sé absolutamente nada,
yo complicándome con tanta palabrería,
volviéndome absurdo,
buscando mi paz en letras,
cuando la realidad es que para mi paz
es suficiente con pequeños gestos,
ella es la prueba,
ella tiene esa clave de la naturaleza
que al menos de momento
escapa a mi comprensión.
Sigo descubriendo,
a veces esto de vivir es delicioso,
a veces.
Tengo tanto que aprender aún...