AMOR Y ALHAMBRA

Reina mora, decidimos tener nuestro primer encuentro
en la vetusta Alhambra en la ciudad de Granada,
palacio de reyes moros, arquitectura hispano-arábiga,
sutileza de formas, espacio lleno de magia
donde el Nazarita empezó su construcción
para la perduración de la cultura musulmana.
Quedamos en el centro del patio de los Comares
punto de encuentro donde nos sentimos transportados
a ese mundo de ensueño donde Califas y Sultanas
crearon la ilusión, lo exótico y el ambiente de ensueño,
dando rienda al amor entre sus bajas paredes
y a las leyendas de almas que allí se citaron.
Fuimos a la sala de Comares, nos dirigimos al patio de la Reja,
recorrimos las habitaciones de Carlos V, jardín y mirador de Daraxa,
siguiendo las salas de los Ajimeces y dos Hermanas,
admirando la sala de los Abencerrajes y patio de los Leones
donde nuestros cuerpos se abrazaron
fundiéndonos con el aroma árabe.
En un beso nos fundimos,
la magia entró en nosotros,
te convertiste en Reina Mora
y yo en su hombre celoso,
que cubrió tu alma de joyas
para que nadie pudiera echarte el ojo
confundida entre tanta belleza,
esconderte solo para mi antojo
y vivir el romance que la Alhambra nos transmitió
a la luz de su bruma y su embrujo
porque la Alhambra está embrujada
por los amores que en ella se produjo.
El río Darro llena las cisternas en la Alhambra
agua que purifica nuestra pasión ya musulmana
que se acrecienta entre tanta majestuosidad
con la construcción que nos engalana.
Tocador de la Reina, mirador de Lindaraja,
sala de los Consejos y del baño de la Sultana,
donde tu cuerpo vibró con una intimidad
que nutrió el deseo y renovó mis ganas
de entregarme a ti y transmitir el influjo de la Alhambra.
Visitamos cada rincón admirando todo detalle,
esbeltez en toda su construcción y adornos
regalándonos la vista con cada elemento
que nos llenó de aquel maravilloso entorno.
Pilones, losas, hornacinas, capiteles y arcos,
cresterías, albácaras, frisos, arabescos y mosaicos.
Todo nos llegó como en un principio fue creado
antes del incendio y de las guerras
cuya belleza destrozaron,
pero el encanto no deja de emerger
teniéndonos en su cubículo atrapados.
Reina mora, al llegar a los a los jardines
con la variedad de plantas y flores
buscamos la flor que más nos cautiva
y que por su sencillez queda relegada a los exteriores
pero al encontrarla ella sabe que se le admira
ya que es el adorno de nuestros amores.
El encuentro fue tomando cuerpo
el ambiente moro seguía a nuestro lado
Reina mora y sultán nos creíamos
en un tiempo ya pasado
que al despertar de ese beso
todo lo nuestro quedó transformado,
en nosotros nació un gran amor
con la Alhambra enmarcados.