Quise conocerte, quise enamorarte,
estar de cerca y jamás soltarte.
Cruzamos todo lo que teníamos en frente,
pero eso no fue suficiente.
Algo nos faltó o algo nos sobró,
algo que después la vida se cobró.
Poco a poco íbamos juntando nuestros asuntos, porque teníamos un solo motivo para estar juntos.
Tú, la musa perfecta para cualquier escritor,
y yo, sintiéndome dichoso por ser único autor.
No era más que por amor.
Fuertes fueron aquellos lazos,
pero te saliste de mis brazos.
No puedo evitarlo, pero cuando el día termina
vuelve la musa de siempre... Pero ahora clandestina.
Te pediría que recuerdes lo que me juraste,
pero tu decisión ya la tomaste.
Yo quisiera detenerte, pero no puedo obligarte.
Y retenerte conmigo aquí, sería solo un engaño para mí.