Anduve perdido por los sin sentires del anhelo,
vagando por las orillas del mar de la oscuridad,
donde las sombras te abrazan con su melancolía,
y las huellas borraba el amargo vaivén de la soledad.
Detuve mis pasos y sentí la fría brisa de la ausencia,
mirando las olas del desasosiego exhalé un suspiro taciturno,
el susurro de una ilusa esperanza rompió mi eterno silencio,
deseando que el viento acariciase tu alma con mis palabras:
"Tú, luz de luna, disipa las penumbras de mi alma afligida,
salva mi corazón baldío del abismo de la soledad,
ilumina en este mar sombrío el camino al paraíso de tus labios,
y entre tus brazos, enséñame de nuevo lo que era amar".