Viste de gala el caballo y adorna bien la carroza, ponte tu traje de campo y vete a buscar tu novia que vamos a por el Santo que le ha llegado su hora. Caballos engalanados y ornamentadas carrozas, jóvenes ataviadas, mayores ilusionados
hermosas y guapas mozas, caminan y entonan cantos en la alegre romería hacia la ermita del Santo
cual solemne cofradía. Y con paciencia de Santo allí esperaba a su pueblo esta imagen de madera, sosteniendo entre sus manos la pluma y los evangelios pues evangelista era, y hombre de vasta cultura el Santo que veneramos
según nos hacen saber
las Sagradas Escrituras. A este Santo le atribuyen los lugareños del pueblo, la lluvia del mes de marzo y las que granan sus trigos que son la de abril y mayo, por eso se le suplica se le reza y se le implora,
que no falte en estos meses que si el agua se demora se pueden perder la mieses y vaciarse las alforjas Ya hacia el pueblo se encaminan
los romeros con su santo, y entre oraciones y cantos la procesión se termina con la llegada a la iglesia donde lo esperan devotos y entusiastas feligresas, gente con mucha ilusión, que con razón es san Marcos santo de su devoción. jinetes en sus caballos
lucen sus cabalgaduras,
desfilando por las calles
exhibiendo a sus parejas
a lomos de sus monturas,
tratando de demostrar
su agilidad y destreza
con el dócil animal,
y ejecución magistral
de alguna hermosa pirueta.
Los bares llenos de gentes
lugareños, forasteros,
donde se cuentan historias,
donde se tocan las palmas
y se canta alguna copla
para animar el ambiente,
entre vasitos de vino
y copitas de aguardiente.
Y terminada la fiesta
San Marcos vuelve a su ermita,
un entorno natural
para poder contemplar
con plenitud de conciencia,
la belleza singular
del contraste colorido
en tiempo primaveral De fondo la blanca ermita
entre los verdes trigales,
y el rojo de la amapola
y el blanco de margaritas,
que mecidos por el viento
semejan un mar de olas
del que fluyen mil perfumes
y formas de caracolas. Adiós, San Marcos bendito,
en el recuerdo te llevo,
y aunque me veas de marchar
Patrón amado y querido,
no entristezcas ni te aflijas
te recordaré a diario,
por eso he vuelto a marcar
el veinticinco de abril
de nuevo en mi calendario
Manuel Marín R.