En el eco decreciente
de mi voz que se apaga,
percibirás el adiós
que te brinda mi alma,
no quiero gritarte
mi angustia en palabras,
tampoco veas que de mí.... nació una lagrima.
Por eso, ante tu partida,
indiferente volveré mi espalda,
para que los sones del viento,
te digan que ya estas olvidada.
Luego cerrare la puerta,
y,....frente al ocaso que avanza,
desangrare mis rojas penas
en largo llanto de parias.
Tu, afuera en el Invierno,
no sentiras mis plegarias,
y, mientras te digo adios,
no escucharas ya nunca mas mis palabras.
Ellas solo serán el viento,
que resuena mi voz apagada,
y solamente veras.......
en el triste crepúsculo que avanza,
donde otrora había dos,
ahora, solo a tu sombra que se alarga. ALMAVIVA